sábado, 13 de diciembre de 2008

Acerca del título de este blog

Tengo una teoría. La teoría del cansancio. Ésta sostiene que el hombre no puede luchar por todo aquello que desea, especialmente en el amor. La naturaleza dominará sus ímpetus y éste aplacado terminará aceptando lo que ella irónicamente le ofrece... Aunque podríamos aplicar esta teoría a todos aquellos aspectos que le conciernen al hombre y a su existencia como por ejemplo las promesas políticas, la miseria y el hambre, las promesas de un mejor lugar basadas en la religión, etc.; yo prefiero quedarme con el amor porque lo único que veo hasta ahora en mi entorno es a personas agotadas y sumergidas en proyectos sin sentido, incluyéndome. Hombres y mujeres lastimándose, mintiéndose, fingiendo, jugando, justo a eso, a "vivir el amor". Los amigos que conozco y sus relaciones patéticas. Los viejos que conozco y sus mentiras de que todo lo pasado fue mejor. ¿Qué fue mejor? Acostumbrarse a alguien. Envejecer con alguien. Es lo mismo ahora. ¿O no? Con alguien tenemos que envejecer. ¿O estar solos es mejor? ¿Y es que acaso quedarse solos no es rendirse también? ¿No es terminar cansado, igual? ¿Quién te asegura que ese alguien que está contigo no se va a ir mañana? ¿Quién te asegura que si se queda a tu lado no se cansará de ti algún día? ¿Quién te asegura que tú no te cansarás algún día? Y a pesar de que los dos estén cansados de sus vidas, tengan que vivir así y fingir "el amor" porque está la sociedad, o está la confianza de la familia, o está el cura que los casó, o están tus promesas, o están los hijos. ¿Y qué dices? Dices que los años te han enseñado a madurar. Que ahora puedes aceptar esas cosas porque ya viviste lo suficiente. Que hay que asentar cabeza. Y en el fondo lo único que haces es convencerte cada día de que así son las cosas. De que así son las cosas. De que así son las cosas... Que así son las cosas... Y qué le puedes hacer...


la senda del cansancio (Homicida del silencio - 12/07/07)

hemos bailado la danza de los muertos
regocijándonos con risas cadavéricas

hemos dejado nuestras tumbas
para medir nuestras largas cabelleras raídas

hemos unido nuestros huesos húmeros
inventando pieles que se llevó el tiempo

hemos rogado por volver a tener lágrimas
para humedecer nuestros pómulos

hemos buscado perdón
rasgando las astillas del lecho mortuorio

hemos dejado nuestras tumbas
para buscar otra posibilidad de morir

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